Alguien me dijo alguna vez que soy un incomprensivo, yo me defendi diciendo que simplemente era un tipo al que no le gustaba las vulgaridades humanas. Darío... un muy amigo.

Se me acusa de que yo me niego a ir en nada contra mí mismo

jueves, 15 de noviembre de 2007

RADIOGRAFÍA

Simplemente en este valle de duendes, bajo algún árbol y comiendo un poco de azúcar. Me pongo a pensar cuestiones que he compartido en encuentros. Cuestiones sobre nuestra sociedad, la ciudad en la que vivimos.
Cuestiones de como hoy en la sociedad que somos todos, cada vez está más insensible. Veo en la plaza 9 de julio una radiografía de nuestra ciudad. En la cual se hacen visibles fracturas y pequeñas grietas en el pueblo. El pueblo que somos los huesos de este cuerpo que es la sociedad en la que vivimos.
Podemos ir a la misa de la Catedral como buenos católicos o pasar y sentir como extraña la realidad de quienes quieren hacer visible sus derechos. Y están allí en esa plaza donde todos los poderes los rodean, la Casa de Gobierno, la Iglesia Catedral, grandes
bancos, y medios de comunicación que les dan las espaldas.
¿Qué nos está pasando a los misioneros, a los posadeños, que nuestra identidad se nos está yendo de las manos? ¿mejor dicho que nos está pasando como seres humanos, que estamos perdiendo la sensibilidad?
Cada vez el interés por el mundo que nos rodea, lo que está pasando en un aquí y ahora, se pierde más y más.
Cuando en realidad es hora de que nos demos cuenta que tenemos poder ciudadano, que la ciudad es nuestra. Que debemos apropiarnos de los lugares que nos pertenecen y el Estado se cree dueño. Pensando en el Estado, como lugar del gobierno de turno y que responde a él y no al pueblo.
Necesitamos salir de la burbuja que nos ensimisma. Y ver que nada va a cambiar si nosotros no empezamos a mover
las fichas. Nada es imposible.
Ver que nuestra selva por la que muchos nos reconocen podría desaparecer por completo si la deforestación sigue creciendo. Que nuestro río muere día a día y pasa desapercibido como un lindo paseo por la costanera*. Que cada vez son más los niños que no pueden disfrutar de su infancia, jugar, tener un plato de comida todos los días, ir a la escuela. Que las artes necesitan un lugar, los jóvenes necesitan un espacio, necesitan la posibilidad de ver que nada está perdido.
Es necesario que empecemos a escuchar al otro y sacar a la luz esas pequeñas cuestiones que tenemos en común.
Es hora de que entre todos empecemos a construir un cambio para todos y no para unos pocos. Aunque cueste y los resultados quizás no los veamos, no los vivamos, pero por lo menos luchamos e hicimos el intento sin bajar los brazos.


*Costanera: llámese al lugar de exclusión y encuentro sobre la orilla del río Paraná, con forma de avenida que bordea la ciudad y atraviesa otros puntos de la Provincia.

1 comentario:

Marcos dijo...

¡Excelente texto! Hace falta bastante sensibilidad, hace falta solidaridad. Los colonos, los tareferos, los vecinos de El Brete, etc., etc., todos esos grupos sociales que están reclamando lo hacen por algo que es justo, y hasta acá han tenido pocas respuestas.
El Estado, es cierto, no ayuda. Quienes están gobernando deberían trabajar por el bien de TODOS, de TODOS. Pero acá parece que TODOS son ALGUNOS, sí, sólo algunos.
Lo peor, lo que más impotencia genera, es que un buen número de misioneros eligió seguir por la misma senda. Votaron el mismo sistema político, las mismas caras. Y mientras continuemos así, Misiones seguirá siendo una de las provincias más humildes y olvidadas del país.