Alguien me dijo alguna vez que soy un incomprensivo, yo me defendi diciendo que simplemente era un tipo al que no le gustaba las vulgaridades humanas. Darío... un muy amigo.

Se me acusa de que yo me niego a ir en nada contra mí mismo

domingo, 24 de junio de 2007

- - MOMENTOS - -


La vida te hace recorrer tantos dulces y amargos momentos,
algunos radiantes como un primaveral amanecer,
otros grises y apagados como las tardes del triste otoño.

Más algunos atraviesan, una fuerte tormenta, tumultuosa, negra.

Negra como la profundidad del océano pero cubierta de rencores, envidias y orgullos.

Esta tempestad se puede sobrellevar y no es imposible de superar.
La vida nos pone al otro lado de la balanza una gran fuerza.

Esa fuerza siempre está presente, sólo debemos aferrarnos a ella y ver, que allí está.

Y no es más que amor y querer.

Ese amor que la razón no puede comprender,
esos detalles que siempre dan vueltas y no prestamos atención.

Esos recuerdos imborrables.

Esas personas que siempre están, por el hecho de estar, sin interés, motivo, condición o prejuicio.

Pero con comprensión, contención y preocupación.

Son sombras que nos rodean en esas obscuras noches que se cubren de melancolía y se llenan de nostalgia.

Son el remedio al incurable dolor de la decepción, la amargura, la desesperación.

Sus palabras son un gran alivio, una dulce sinfonía que nos invade de paz y armonía.

Que nos llena de alegría y el simple hecho de tenerlos presente a nuestro lado,

es el motor que nos enciende, que nos permite vivir el día a día.

Cada momento, cada segundo, cada instante, cada sentimiento.

Son quienes nos muestran la importancia de las cosas y el valor del ayer, el mañana y más que nada del ahora.

Por Pame

domingo, 17 de junio de 2007

DESENCUENTRO...

Esperando estaba.
Gente alrededor.
Calidez.
De pronto un momento sorprendió a otro.
La mirada se perdía. Buscaba ver lo que anhelaba.
Segundos.
Tiempo congelado que se disolvía en una brisa cortante.
El cristal impedía que las almas se viesen.
Pero no, una se había perdido.
Se mezcló con el susurro de la madrugada.
Arqueaba la esquina de los sueños truncados. Reprimidos.
Nada podría ya pasar.
El instante cayó rendido ante una fantasía.
Dulce y quieta.
Al menos en la apariencia del verse todavía.
Las voces seguían la línea.
Los pensamientos no.
Sensaciones no invocadas se hicieron presentes.
Otra realidad. Ilusión. Destellos de pensares nacían.
Hipótesis. Un océano de dimensiones irreconocidas.
Nunca vistas.
De pronto, a lo lejos luces titilaban.
Se intensificaban. Vientos las traían.
Detenimiento.
Las voces se agudizaban.
Se entremezclaban con el caos. Resonaban.
Se convertían en zumbidos.
Una inmersión automática.
Miradas efímeras, sin solidez. A la vez desesperadas. Agobiadas.
Resplandores tenues.
Algunas dejaban su marca.
Otras volaban y se enterraban en el torbellino de palabras.
Laberintos emergían.
En el templado sentir se asentaban.
Tomaban forma.
Un corte brusco se tornaba realidad.
Cruzamientos. Sobresaltos.
Una calle vacía. Nubes testigo. Caminos reconocidos.
Rostros constantes. Palabras habituales resonaban. Vida.
Sensaciones de haber perdido el encantamiento.
Un mismo lugar.
Amores de ensueño.
Alegrías de momentos queridos.
Ruptura y dolor prematuro.
Canalización y una vuelta a la persistente ilusión…


Por Marisol

MI MIEDO


Me miró a los ojos y me atormentó.

Temí descubrirme a mí misma indefensa,

Temí que aquel escudo de indiferencia se me desvaneciera

Y que su mirada me penetrara, que viera dentro de mí,

Que por un instante creyera saber qué es aquello que muy en el fondo oculto.

Le tuve miedo.

Sentí la incontenible tentación de huir,

Correr a los confines de alguna otra dimensión,

Una en la que él no estuviese,

Una en la que me encontrase segura.

Escapar. Eso es lo que siempre hice.

La única manera de defenderme que conocía.

Traté de recordar todo el dolor que me había construido,

Que hizo lo que soy. Pero no pude.

Traté de hacerme creer que mi equilibrio era seguro

Que podía mantener de alguna forma, todo bajo control.

Pero continuaba mirándome.

Y ese tormento se convirtió. Me convirtió.


Por Andy

viernes, 15 de junio de 2007

CUANDO LOS DUENDES VIENEN MARCHANDO

Cuando los duendes vienen marchando
Cualquier cosa puede pasar
Pisando cabezas van caminando
Con sus pequeños pieses, arrasando.

Cuando los duendes vienen marchando
El mundo TIEMBLA! Será?
SI. Se mueve, porque ellos se mueven
Moviéndose, mueven constelaciones.

Cuando los duendes vienen marchando
La penumbra gris se obscurece
Como si el sol se derritiese
Y la luna embelleciese.

Cuantas cosas pueden pasar
Si dejaran de amar,
Si los duendes algún día,
En el universo, dejarán de saltar.

Cuantas cosas pueden pasar
Si cambian de amor
Que será del universo
Si se enamoraran de un duende perverso.




Por Miguel - para los duendes-



jueves, 7 de junio de 2007

INSTINTO

En un escudo de luna
Se esconde perpleja una mujer
Que no entiende la escena que ve
El temor transpira por sus manos
Y no viene la luz del sol a recatarla
Sus ojos no se cierran ni un instante
Sigue atenta la imagen que hay delante
Un ser con forma de otra galaxia
Debora a mordiscos las entrañas de un niño
Lágrimas descienden de su rostro
La angustia parece que duerme en su alma
De pronto gira su cuerpo hacia la mujer
Que paralizada no se puede mover
Se acerca a ella ensangrentado
Con un aroma a sangre y barro
La observa y se da cuenta de su temor
Toca su pelo y besa sus pies
El llanto toma cuenta de él
Ella le pregunta qué le va a hacer
Y sólo contesta con voz doliente:
Soy un mounstro y para esto fui creado
No puedo ir contra mi destino
Te pido que termines con mi vida
Para que no sufran más personas
Y yo descanse de esta agonía
No sientas lástima, tenme odio
Desprecio y tomar coraje para matarme
Anda que amanece y el sol rompe el hechizo
Me desvanezco por el día y de noche
Siembro terror por los rincones de la vida
Toma éste cuchillo dame paz y tranquilidad
Ella temblorosa acepta el pedido
Y acomete contra la bestia
Que sonriendo de despide
En su lecho crecen margaritas
Por cada alma que el tomó
Por designio de un tal dios.



Por Damián

martes, 5 de junio de 2007

UN DÍA COMO HOY

Un día nublado como hoy, me remonta al día en que me fui lejos de acá.
Me recuerda la verdad, detrás de lo convencional.
De la vez que quise huir.
De una situación que no soportaba.
De tantos esquemas, ofensas y sucesos que escapaban a mi entendimiento.
Ahogo y ansiedad, por algo más.
Se me ocurrió la estrategia de alejarme de lo conocido.
De lo seguro, de lo predecible.
Transición para cambiar.
Tan tonto como suena.
Pero complejo de realizar.
Aquel viejo sueño hecho realidad a medias.
Un escenario que necesitaba ser renovado.
Lo simbólico de ayer.
Quedo en la nada, así como así.
El significado de tantas cosas se alteró.
Antigua connotación valiosa.
El viaje es cambiar de aire, renovar energías.
Y sobretodo esperanzas.
Estaba aquí, queriendo sentir el abrazo que alguna vez me estremeció.
Que dio temblor a toda lógica en mi corazón.
Esperando por algo que ya había pasado y que no iba a volver a pasar.
Por que ese abrazo formaba parte del ayer.
Esa es la nueva realidad.
¿Para qué seguir aquí?
Lo mejor del pasado es que esta atrás, y ya pasó.
Al menos el efecto que trajo consigo, ya no realiza el viejo labor.
Lo mejor del viaje fue mirar el paisaje y seguir.
Como el viento… seguí.
Tras de un sueño… seguí.
Para escapar de tanto… seguí.
Olvidar quizás no sea superar.
Tendrá otro significado, otro sentido. Alguna que desconozco, o que no comparto.
Tal vez sea ignorar lo que pasó, y lastimó.
Posiblemente esconderlo en lo más hondo del inconsciente sea la solución.
Quizás no creas nada de lo que digo.
Tenés motivos para hacerlo, y yo los propios para creerlo.
Al volver a mi ciudad voy a contarte si querés escuchar, el motivo de haberme marchado de acá.
A veces no estoy de viaje, pero tampoco estoy presente.
Que triste ver a alguien, ensimismado en una tempestad.
Ausente de la realidad.
De todos modos diré que supere tanto daño.
Que en mi piel jamás hubo dolor, ni penas, ningún mal y menos de amor.
Lo tuyo no ocurrió.
No estaba más. Y vos tampoco.
Por que como yo, seguiste de largo.
El mejor recuerdo fue ese momento en que comprendí que tenía que dejar ir.
Al recuerdo, al dolor, a la ausencia.
Y sobre todo tú esencia.
Por Cintia

viernes, 1 de junio de 2007

ALGO NO NOS DIJIMOS


Hay algo que no me has dicho? Quiso preguntarle pero no se animó. Que es lo que nos está sucediendo? Porque nos lastimamos de esta manera? No se supone que se lastime a quien se quiere. Pensaba. Pensaba mucho mientras lo miraba a la cara sin poder descifrar que había allí oculto.
Se sentía una niña. Se sentía pequeña, hasta diminuta. Todo le sobrepasaba. Esa situación no la podía controlar. Se enojaba consigo misma porque siempre se creyó capaz de controlarlo todo; tener todo bajo control es la única forma de sentirse en equilibrio. Se odiaba, lo odiaba. No quería estar allí, así.
Lo miraba a los ojos, esos ojos oscuros que a ella tanto le gustaban. Tan profundos, tan indescifrables. Que en otro tiempo la habían recorrido tiernamente por cada uno de sus recovecos, iluminados, ansiosos. Buscaba la forma, la fuerza de gritarle, de escupirle todo lo que la hería, todo lo que la lastimaba. Sus labios temblaban, pero de su boca no salía un solo sonido. Una lágrima casi había terminado el camino de la mejilla, llegaba al mentón. Maldito signo de debilidad. Ya no había manera de disimular, sus ojos se cristalizaron aún más, aguados, llenos de gotas de lluvia, llenos de dolor.
Sin embargo él parecía tener mucho que decir. Nada de lo que balbuceaba tenía sentido. Nada coincidía con la realidad. No podía aceptar que él realmente creía aquello que estaba diciendo. Incoherencias. Incongruencias.
Cada segundo que pasaba definía más como todo aquello terminaría. La desventaja siempre estaba de su lado, ella perdía. Incluso sabiendo que tenía la razón. La desesperación en su cuerpo la paralizaba. Está bien, tenés razón, no volverá a pasar. Le dijo, por fin dijo algo. Un abrazo. Un beso. Y todo como al comienzo. Todo bien, pero todo mal, muy mal.
Por Andy