Alguien me dijo alguna vez que soy un incomprensivo, yo me defendi diciendo que simplemente era un tipo al que no le gustaba las vulgaridades humanas. Darío... un muy amigo.

Se me acusa de que yo me niego a ir en nada contra mí mismo

domingo, 27 de enero de 2008

Susurro

Va buscando. A cada paso en sus oídos rechina el crujir de las piedras en el camino. El silencio como el viento le penetra como un zumbido. Está cansado, el tic- tac del tiempo cada vez lo desgana más. El sentido se deshace como arena entre los dedos. Su alrededor se está nublando por completo y no encuentra nada que le de claridad. Sigue buscando hasta que sus piernas desequilibradas lo dejan caer. Tendido en el piso con la mirada distante entre las piedras el silencio se apodera de él.
Sin poder moverse, con las pocas fuerzas que le quedaban sus manos lentamente acariciaban el camino. Ahí estaba como siempre, aquello que no podía ver. Lo que siempre buscó y siempre lo tuvo.
Amanecer sistante, el reflejo de la luna. Suspiro del viento, una estrella fugaz. Sueño intrépido, locura insaciable. Cálida marea de aquella inevitable sensación, fuerte sentimiento de austera pasión.

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